martes, 27 de septiembre de 2011

Experiencias de la JMJ 2011 - Madrid

Es increíble cómo la religión católica puede mover a tanta gente; las calles de Madrid estaban realmente colapsadas, había multitud de personas de tan diversos países…A pesar del cansancio y el calor, el ambiente era inigualable, de alegría plena y colaboración constante.

Fui con un grupo del Opus Dei seis días antes de la llegada del Papa para poder participar en diversas actividades de labores sociales (visitamos hospitales, residencias de personas mayores…) como voluntaria.
Nos alojamos en un colegio llamado “Besana” en Pueblo Nuevo. Lugar en el cual, durante los días siguientes estuvieron niñas de nacionalidad francesa y puertorriqueña.

Lo más bello de este viaje para mí, no fue tanto "ver al Papa", sino "escuchar su voz" cuando habló al final del Vía Crucis. Aunque sólo lo podíamos ver en pantalla, sus palabras resonaban en mi corazón, que empezó a latir de manera acelerada, fue algo muy, muy emotivo...espero poder recordar siempre todas y cada unas de sus palabras.

Jamás olvidaré aquel día en la Plaza de Cibeles, ante la gran espera de recibir al Santo Padre, más de un millón de jóvenes coreábamos al grito de: “¡Esta es la juventud del Papa!” y: “¡Benedicto!”.

Una de las experiencias también que marcaron mucho la JMJ fue durante la Vigilia en Cuatro Vientos. Desde que llegamos ya esperábamos algo grande, algo especial; después de haber recorrido horas de peregrinación junto a otros miles de jóvenes del mundo. Pese al sol y la lluvia, estábamos todos ahí, superando todas las expectativas. Benedicto agradecía la presencia de los jóvenes, comenzó una leve llovizna que pronto se convirtió en una terrible tormenta acompañada de un fuerte viento que impidió la continuación del discurso del Papa. Sin embargo, los jóvenes ni se inmutaban: “¡No pasa nada, estamos con el Papa!” gritábamos emocionados, llenos de júbilo esperando que la lluvia cesara pronto. Gracias a la incesante alegría y al apoyo de los cerca de más de 2 millones de jóvenes congregados en Cuatro Vientos el Papa no se movió del lugar.

Lo que más me marcó de esta experiencia fue ver a tantos jóvenes reunidos por la fe, con mucha alegría, sin importar el clima o cualquier cosa que pudiera suceder. Para mí esto fue extraordinario teniendo en cuenta que estamos muy mal acostumbrados a la comodidad y al lujo de tener todo por delante. ¡Pero sin duda valió la pena!

Eugenia Pérez-Torres Lobato

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