Más de medio centenar de personas, entre ellas niños y padres, disfrutaron de una noche diferente y agradable. Por grupos, tratarían de desvelar el misterioso robo del tesoro de la vida eterna entre los habitantes del "pueblo": el carnicero, el granjero, el payaso, la bibliotecaria, la alcaldesa y hasta el cura estaban entre los más sospechosos. A cambio, numerosas pruebas, sangre, pistas, gritos e infinidad de sustos.
Finalmente y tras árduas deliberaciones uno de los grupos se proclamó campeón al exponer con gran firmeza sus teorías sobre el ladrón. Una ponencia de lo más acertada. Se llevaron su diploma y un fuerte aplauso de los participantes.
Aire Libre sigue abierto a seguir progresando, a seguir aprendiendo, a nuevas experiencias que puedan servirle en el futuro para otros chavales que esperan ansiosos de las delicias de la Asociación. Esperemos que se repita pronto con igual resultado.
Fernando Benavent Viñuales