Un año más los animadores y
monitores de Aire Libre hemos realizado la acampada de supervivencia. Esta
acampada nos hace crecer como personas y nos enseña el verdadero sentido de las
palabras: compañerismo y superación, esta vez en el Parque
Natural de la Sierra Norte de Sevilla.
El viernes 12 de abril salimos de la
estación de Virgen del Rocío rumbo a la estación de Cazalla-Constantina. Al
llegar nos dispusimos a andar con la mentalidad de que esa iba a ser nuestra
principal actividad durante ese fin de semana. Tras varias horas andando
conseguimos llegar a Constantina con cerca de 13 km en nuestros pies. Esa tarde
sentíamos una sensación totalmente
especial, nos vimos todos en la estación con la duda e incertidumbre de qué era
lo que nos iba a suceder ese fin de semana, ¿llovería? ¿nos perderíamos? ¿conseguiríamos
aguantar tantos kilómetros?
El sábado 13 de abril nos
despertamos muy temprano y con muchas ganas de ver qué nuevas anécdotas
sacaríamos para contar nada más ver a nuestras familias. Nuestra meta era
llegar a San Nicolás del Puerto, parando para comer en el Cerro del Hierro y,
aunque ese no fue exactamente el plan, lo conseguimos. Al llegar a San Nicolás
nos reunimos todos los grupos y nos dispusimos a hacer la oración y la
actividad de la noche.
El domingo 14 de abril,
llevábamos en nuestros pies 24 nuevos kilómetros y nos disponíamos a realizar
13 más, que completan la friolera del medio centenar de kilómetros, más los “desvíos”
que cada grupo realizó por su cuenta. A las 12h de la mañana se acababa el fin
de semana que nos había hecho mejorar tanto en lo espiritual como en nuestra
forma de ser.
En esta acampada hemos conseguido
tener un contacto más cercano con la naturaleza y hemos podido sentir a Dios
cerca de nosotros, en cada momento que decaíamos, un compañero nos decía
palabras de ánimo, con el simple símbolo que podía hacer cualquiera de nosotros
al ofrecer su comida para todos o esas gotas de agua que tanto ansiábamos
beber. Aire libre una vez más ha conseguido sacar lo mejor de cada uno de
nosotros ofreciéndonos la mejor virtud que sabe, enseñarnos a sonreír y a
repartir ilusión en cualquier lugar en el que estemos.
Carmen Velamazán Pardomo