miércoles, 27 de marzo de 2013

Experiencia Semana Solidaria

Fue un 24 de Noviembre cuando comenzó, la que sería, una de las mejores semanas de mi vida, una semana que rompió todos mis esquemas, y que, por primera vez, pasaríamos de la teoría a la práctica.
Mi grupo, formado por 10 alumnos y 5 responsables, compartiríamos una semana de experiencias, de dudas, de preguntas pero también de respuestas.
Cogimos un tren con rumbo a Almería y allí nos recibieron las religiosas de vida activa, de la Congregación de las Hermanas Mercedarias. Las hermanas nos dejaron una pequeña guardería, en la que conviviríamos durante 6 días, en San Isidro de Níjar.

Las Hermanas llevan a cabo muchas tareas en este pueblo con los inmigrantes, como puede ser el taller donde hacen pulseras, llaveros, bolsos y carteras, que después venden y reparten beneficios entre los inmigrantes que trabajan allí; tienen una pequeña escuela para mujeres inmigrantes para que puedan aprender el idioma: a leer, a escribir y vocabulario; también sacan adelante un almacén en el que reparten comida cada quince días a todos aquellos que lo necesitan; su último proyecto, en el que participamos activamente los dos últimos días, consiste en habilitar unas pequeñas casas alquiladas para los inmigrantes.

¿Por qué habilitar esas casas alquiladas? Porque la mayoría de los inmigrantes viven en asentamientos cerca de los invernaderos en los que trabajan ilegalmente. En todos estos asentamientos falta el agua y la electricidad, por lo que no cumple con las condiciones adecuadas para que puedan vivir durante años.

Nosotros hemos participado en todas las actividades. Y todas ellas, desde el reparto de comida entre los inmigrantes y limpiar los asentamientos han sido únicas. Y, a pesar de todo lo que nos pudiéramos esforzar limpiando y trabajando, ellos, hemos recibido más de lo que hemos podido dar.

Hemos tenido la oportunidad de escuchar sus experiencias, sus vidas, cómo han llegado hasta España, todo lo que han tenido que pasar, todas sus angustias, sus miedos, sus esperanzas y desesperanzas, sus momentos de flaqueza y de valentía, y como, a pesar de que no tiene trabajo y viven en condiciones precarias, te sonríen; porque sorprende que una persona cuente una historia tan dura con una sonrisa en la cara.

Me es imposible explicar lo que esta semana ha significado para mí, el cambio que ha supuesto en mi vida, como ha cambiado mi opinión respecto a estas personas, y sobretodo, la huella que ha dejado en mí, porque, lo que está claro es, que esta semana para mí no ha sido indiferente, pero hay una frase que podría resumir mi experiencia en Níjar, fue la frase con la que se despidió un inmigrante de nosotros cuando nos íbamos: es compartiendo, como se da la vida.

Monte Barneto del Río

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