Mi
grupo, formado por 10 alumnos y 5 responsables, compartiríamos una
semana de experiencias, de dudas, de preguntas pero también de
respuestas.
Cogimos
un tren con rumbo a Almería y allí nos recibieron las religiosas de
vida activa, de la Congregación de las Hermanas Mercedarias. Las
hermanas nos dejaron una pequeña guardería, en la que conviviríamos
durante 6 días, en San Isidro de Níjar.
Las
Hermanas llevan a cabo muchas tareas en este pueblo con los
inmigrantes, como puede ser el taller donde hacen pulseras, llaveros,
bolsos y carteras, que después venden y reparten beneficios entre
los inmigrantes que trabajan allí; tienen una pequeña escuela para
mujeres inmigrantes para que puedan aprender el idioma: a leer, a
escribir y vocabulario; también sacan adelante un almacén en el que
reparten comida cada quince días a todos aquellos que lo necesitan;
su último proyecto, en el que participamos activamente los dos
últimos días, consiste en habilitar unas pequeñas casas alquiladas
para los inmigrantes.
¿Por
qué habilitar esas casas alquiladas? Porque la mayoría de los
inmigrantes viven en asentamientos cerca de los invernaderos en los
que trabajan ilegalmente. En todos estos asentamientos falta el agua
y la electricidad, por lo que no cumple con las condiciones adecuadas
para que puedan vivir durante años.
Nosotros
hemos participado en todas las actividades. Y todas ellas, desde el
reparto de comida entre los inmigrantes y limpiar los asentamientos
han sido únicas. Y, a pesar de todo lo que nos pudiéramos esforzar
limpiando y trabajando, ellos, hemos recibido más de lo que hemos
podido dar.
Hemos
tenido la oportunidad de escuchar sus experiencias, sus vidas, cómo
han llegado hasta España, todo lo que han tenido que pasar, todas
sus angustias, sus miedos, sus esperanzas y desesperanzas, sus
momentos de flaqueza y de valentía, y como, a pesar de que no tiene
trabajo y viven en condiciones precarias, te sonríen; porque
sorprende que una persona cuente una historia tan dura con una
sonrisa en la cara.
Me
es imposible explicar lo que esta semana ha significado para mí, el
cambio que ha supuesto en mi vida, como ha cambiado mi opinión
respecto a estas personas, y sobretodo, la huella que ha dejado en
mí, porque, lo que está claro es, que esta semana para mí no ha
sido indiferente, pero hay una frase que podría resumir mi
experiencia en Níjar, fue la frase con la que se despidió un
inmigrante de nosotros cuando nos íbamos: es compartiendo, como se
da la vida.
Monte
Barneto del Río
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