El campamento ya quedó atrás, y los niños que entonces
formaban el curso más joven necesitaban revivir las intensas emociones de
Salamanca. Ahora, como quinto de primaria, la ilusión del primer día de
campamento se trasladaba a un viernes, concretamente, un viernes 15 de
noviembre. El autobús arrancaba, como siempre, cual torero sacado a hombros,
rodeado de padres ultimando palabras de despedida.
Tras el divertido viaje de ida, al fin llegamos a nuestro
destino. El frío nos dio la bienvenida y nos dejó claro que aquello era El
Prior. La tarde transcurrió rápida y poco tiempo después de asentarnos en los
barracones disfrutamos de nuestra primera cena. Por último, pusimos el broche a
este día tan especial presentando el tema de la acampada y llevando a cabo un
magnífico furor adaptado a la situación. Seguro que aquella noche, los niños se
acostaron sintiéndose un poco más “agentes secretos”.
La mañana del sábado se presentó pisando fuerte. Los
acampados tuvieron la suerte de seguir su formación como agentes con un gran juego que mantuvo a los niños
recorriendo la zona de acampada de posta en posta con una sonrisa en la cara.
Después del almuerzo, los espías fueron recompensados con unas horas de tiempo
libre. La tarde se cerró con un genial taller de Walkie-Talkies en el que los
chicos mostraron sus habilidades artísticas. A pesar de las bajas temperaturas
y el cansancio de un día y medio de acampada, los niños reservaron fuerzas para
un curioso juego nocturno que puso a prueba la capacidad de deducción que tanto
caracteriza a este menester.
El sol salía por segunda vez en El Prior y abría de esta
forma el último día de aquel fin de semana. La última actividad nos esperaba,
por lo que nos pusimos en marcha (literalmente) muy temprano. Mochila en
espalda, comenzamos nuestro senda hacia el extremeño pueblo de Fuentes de León,
donde apuramos los últimos momentos de la mañana antes de emprender la vuelta a
la zona de acampada. Tras la deliciosa y tradicional comida que viene
caracterizando al último día de acampada, comenzamos el trayecto de vuelta a
Sevilla, poniendo punto y final a estos fantásticos tres días.
Para concluir,
nos gustaría agradecer la labor de los animadores y del diácono Míchel que nos
prestaron su ayuda imprescindible para poder desarrollar esta acampada, en el
ámbito gastronómico y pastoral, respectivamente.
Nacho López Álfaro
2 comentarios:
Excelente artículo, ¡me ha encantado!
Fantásticamente redactado, al hilo de una acampada muy misteriosa, muy secreta, muy TOP. Un abrazo enorme Nachete. A seguir trabajando duro.
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